martes, 3 de abril de 2018

AUSCHWITZ O LA MALDAD DEL HOMBRE

En el Centro de Arte Canal de Madrid se puede contemplar una exposición magnífica acerca de lo que fue Auschwitz antes y durante la guerra.

Desgraciadamente no pude verla en su totalidad porque el pequeño estaba cansado de todo el día (demasiadas emociones) pero durante poco más de una hora pude sumergirme en un mundo cruel en el que reinaba la más dura de las maldades, la más grande de las infamias, la mayor de las blasfemias contra el ser Humano.

La exposición no es macabra, pero no hace falta que lo sea. Y se aprenden muchas cosas y nos preguntamos muchas cosas, y nos asombramos y nos emocionamos de ver cómo en medio de tanto dolor siempre hay un hueco para la esperanza. Quiero compartir con vosotros qué fue lo que más me emocionó de la exposición:

Kadish oración por los difuntoscuentan en una de los vídeos que a varios hombres se les asignó el trabajo de sacar de los ascensores los cuerpos de los cadáveres que habían sido gaseados en la cámara de la planta baja para introducirlos en los hornos crematorios del piso superior. Este grupo de hombres vivía en ese piso donde estaban los hornos y aparentemente eran los que "mejor vivían" del campo al disponer de calor en invierno y comida y ropa en más cantidad que el resto. Pero realmente no era así: su "trabajo" les rompía el alma un día tras otro al ver pasar ante sus ojos todos esos despojos que antes eran personas.

Cuentan en ese mismo vídeo que hubo un rabino que pidió ser él quien acompañara los cadáveres de los niños a los hornos: les recitaba la oración ritual o kadish y les daba un beso antes de introducirlos en el horno.


Sin embargo, dentro de todo ello, siempre queda un resquicio para libertad (Viktor Frankl)...

CONTRA EL OLVIDO

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